martes, 28 de enero de 2014

Crepas

Esta vez me ha surgido la curiosidad de hablar de un tema algo incómodo, quiero hablar de como muchos aprenden a llegar a puestos de poder, no digamos poder, refirámonos meramente a "puestos", sabiendo inclinar la cabeza y adular a los demás. 
Hoy, platicando con una de las pocas personas a las que puedo considerar un amigo, surgió el tema de como un tercero ha ascendido vertiginosamente a un puesto respetable. Ambos respetamos a este sujeto, ambos le estimamos, pero también ambos compartimos el precepto de ser quienes somos por nuestros propios medios y, para bien o para mal, hemos logrado hacer nuestro camino (semejante y paralelo) valiéndonos de las habilidades que la vida nos ha conferido; el uno, siempre recto e incorruptible, ha preparado su cerebro para ser una máquina de resolución de problemas ambientales (es un hippie, digámoslo sin mayor adorno), el otro ha sabido usar la palabra para convencer al resto de que lo que su cerebro dice es cierto, ha desarrollado gran carisma en esto. 
Al final, estudiando a nuestro compañero vimos que se valió de adular al poderoso para conseguir un favor (debo hacer hincapié en que no repruebo ni condeno este camino). Lo cual le sirvió maravillosamente, ahora va camino a una vida de comodidades y estabilidad que estamos seguros que su labia sabrá mantener, siempre y cuando mantenga la pancita bien pegada al suelo y la cabeza gacha. Estoy seguro de que hablo por mi amigo y por mi al decir, sinceramente, que no podemos desearle nada más que lo mejor a la persona de la que hablo.
Ambos, comiendo crepas, platicando de cosas absurdas y divagando sobre todo y nada. No tendremos un puesto, no sabremos halagar al que pueda dárnoslo, pero sonreímos al futuro incierto de una vida que es totalmente nuestra.

domingo, 26 de enero de 2014

Un momento brillante

Esta vez de verdad pretendo ser corto con mi publicación. Hoy quiero hablarles de "El Hobbit". Hace poco pude disfrutar de la segunda entrega de la película, poco tiempo después ya había terminado de leer el libro homónimo en el que la cinta está inspirada.
 Generalmente, y si me han leído estarán acostumbrados, a estas alturas de mi escrito ya habría criticado y lanzado maldiciones a las gentes que han hecho posible el proyecto de llevar a la pantalla grande las aventuras de Bilbo Bolsón. No esta vez; luego de disfrutar del libro me di cuenta que el equipo de "El Hobbit" ha reunido a un sinnúmero de mentes creativas y artísticas para lograr una obra muy bella.
 Cuando comencé a leer el libro noté que gran parte de las escenas que ocurren en la película no aparecen en el manuscrito. Entonces tomé la posición de pensar que Peter Jackson y Guillermo del Toro habían llenado la película de paja, añadiendo escenas que lograran prolongar la duración de la película y la partición del libro en tres entregas. Así pensaba hasta que investigué un poco más y supe que en realidad todo lo que ocurre en la película está contenido en una recopilación de escritos sin terminar que Tolkien dejó, explicando el propósito de cada desaparición misteriosa de Gandalf, y las intenciones y propósitos de otros personajes que aparecen en la tierra media. Peter Jackson en realidad pudo haberme dicho -A ver muchacho, antes de venir a criticar ¡infórmate por favor!
 Porque como siempre, la ignorancia permite que ataquemos sin conocer y defendamos lo indefendible. Al final no hay un sólo momento de la película que no tenga relación a los escritos originales, excepto uno.
 Le llamé "Un momento brillante" a esta entrada, no porque hayan podido adaptar magistralmente la novela al cine, sino por la licencia creativa que se tomaron: La creación del personaje de Tauriel, una joven y hermosa elfa, el interés romántico de Légolas y una guerrera formidable; un personaje que por si mismo tiene el potencial de mantenerse en escena sin ayuda de nadie. Añadir a una mujer que quiere sobresalir como soldado en un ejército de hombres (y lo hace) es un riesgo artístico grande, agreguemos a eso la relación que surge con el enano Kili, me levanto de mi asiento y aplaudo calurosamente a los que hicieron posible eso. Cada línea que Kili y Tauriel comparten está llena de esa pureza que Tolkien utilizaba al escribir; cuando los dos se enamoran hay una química tan real y palpable entre los dos personajes que tú mismo sientes mariposas en el estómago, luego Tauriel salva la vida de Kili y él describe la experiencia como un sueño donde ella estaba entre estrellas. Es en verdad increíble la semejanza del diálogo con el estilo original de la novela, de alguna manera esos diálogos inocentes, y a la vez románticos, pertenecen y se acomodan bellamente al universo de la Tierra media. 
 Las luces de la escena, la belleza infinita de la actriz (Evangeline Lilly), el alto élfico que habla mientras cura a Kili, la fenomenal pieza musical de Howard Shore. Cada elemento está ahí porque es necesario, nada se desperdicia en estos pocos minutos de la película; no puedo más que pensar en la necesidad de productos de esta calidad en el futuro. Claro que sé que la película no es perfecta, es obvio que no lo es, tiene sus momentos de lentitud y en algunas partes te pierdes entre tantos enanos en escena, y muchos de ellos se vuelven prescindibles y caminan en el fondo como piezas vivientes de utilería del escenario. De cualquier modo esta película ha demostrado que el cine comercial no está peleado con el cine de calidad y no puedo esperar a ver el cierre de la historia, y admito que me sentiré muy triste de tener que despedirme de estos personajes con los que he crecido (El señor de los anillos se estrenó en el 2001 cuando tenía nueve años, de ahí en adelante he sido seguidor de la franquicia) de nuevo, hace más de diez años vimos a Frodo y los otros portadores de anillos de poder zarpar hacía lejanas costas, esta vez tocará ver a Bilbo regresar a la Comarca mientras Frodo crece para ser el portador del anillo único (¡Qué paradoja!).
 Mientras nos volvemos a encontrar en este espacio les comparto la música que acompaña la escena que describo más arriba, con la esperanza de que la disfruten tanto como yo.

jueves, 23 de enero de 2014

Despedazando un libro


No se confundan, amables lectores, no es que esta entrada vaya a enseñarles como destruir un libro, o que me haya vuelto loco, o que resulte ser un nazi, que encuentre placer en ver arder un escrito; nada de eso, hoy quiero brevemente (porque mañana hay escuela muy temprano) explicarles mi tremendo descontento con la industria del cine, cuando ésta decide convertir en un éxito de taquilla una obra de la literatura universal.
 Ojo aquí, soy claro en que me descontentan, en general, las adaptaciones de los grandes clásicos. En el caso de los best sellers, he podido ver, muy satisfecho, como Hollywood logra hacer de un libro "mejor vendido" una película de la misma naturaleza. Pero los más vendidos son fáciles de adaptar y de vender, ¿Qué pasa cuando se trata de una obra universal? Para explicar mi punto, tomaré como ejemplo al personaje de Sir Arthur Conan Doyle: Sherlock Holmes. Las aventuras de Holmes y su leal amigo, el doctor Watson, son una de las series literarias más leídas, admiradas y aclamadas de todos los tiempos; a pesar de su antigüedad este detective de la calle Baker tiene aún a miles de fanáticos en el mundo. Si bien Holmes no es el paladín de la justicia que se rige por un código moral estricto, si es una persona de mente brillantemente lúcida, capaz de encontrar la más mínima pista que le lleve a resolver asombrosos (y verosímiles) crímenes. En fin, creo que Sherlock Holmes merece un escrito sólo para él; ya hablé breve y apasionado sobre el detective, veamos ahora la cinta (o cintas) más recientes que se han hecho del personaje, el Holmes interpretado por Robert Downey Jr.
 No puedo pensar en una opción más descabellada y poco certera que poner a un actor norteamericano para interpretar al detective británico. El acento, el porte, la edad... Nada de lo que se ve en la película tiene relación con el personaje original. ¿Sherlock Holmes en una pelea callejera mostrando extrañas, y casi sobrenaturales, habilidades de predicción de movimientos? ¡No! En el momento que miré esta escena volteé horrorizado para todos lados buscando algo de agua; mi garganta se cerraba y sentía como un grito ahogado en mi interior, seguí viendo la escena con la mandíbula entreabierta y un gesto de extrañeza. No lo podía creer, uno de mis héroes favoritos había sido violado, golpeado, denigrado, pisoteado y degradado por el cine norteamericano (otra vez). Mi familia, que es parte de la fanaticada del personaje, estuvo de acuerdo conmigo al decir que la película era mala. No era un Holmes, era una suerte de 007 de 1800, algo diferente que no hacía honor a la novela, pero ¿Qué pensaron las audiencias en el mundo? No sé decir a ciencia cierta qué crítica recibió la película en general, pero supongo que la taquilla le dio una calurosa bienvenida, porque poco tiempo después estábamos presenciando la secuela del infame filme. 
 Con ojos convulsos y entrecejo ceñido había visto ya la primera película, no habría manera; ni fuerza mortal, que me arrastrara a ver la secuela, además había oído rumores de que Brad Pitt sería el profesor Moriarty ¿Brad Pitt? ¿Es broma verdad? Al final el rumor sólo fue eso, habladurías. De todas maneras nunca vi, ni veré, la segunda parte.
Lo que me inquieta de este tipo de cintas es que la gente va a verlas ¿Por qué? Primero, la gente no lee; en este país te encontrarás con muy pocas personas que, en su vida, hayan leído un libro completo. Muchas de las que contesten que sí, estarán mintiendo; las que contesten que sí, y no mientan, probablemente se refieran a un libro de bajísima calidad que hable de casas embrujadas o metáforas de caballeros cuya armadura se ha oxidado; la mínima parte te dirá que si y lo respaldará con títulos interesantes y comentarios críticos y personales. En un entorno donde nadie conoce a Holmes ¿Cómo van a saber si la adaptación cinematográfica es buena? La respuesta es: No pueden saberlo. Segundo, la mercadotecnia que se utiliza en la promoción de estos productos es muy grande y poderosa, y la gente rápidamente se ve bombardeada por una serie de comerciales que le prometen una película muy buena.

 Adaptaciones de libros como "El señor de los anillos" e incluso otras obras, que considero menos trascendentes, como "los juegos del hambre", que logran darle al público algo (aunque sea poquito) de reflexión, son las que hay que aplaudir; claro que no es cine de arte (ni pretende serlo) pero te recuerda que hay valores y libertades por las que luchar y no ceder. Todo lo contrario al Holmes Hollywoodense, que te enseña que a finales de 1800 los ingleses usaban grandes cantidades de gel para el cabello.

 El tema es más profundo de lo que les estoy mostrando y toca muchas fibras sensibles de los pueblos y cómo son manipulados, pero con estas pocas palabras espero haber despertado un poco de pensamiento crítico en ustedes; si no lo hice entonces les recomiendo leer a George Orwell, de él podrán aprender muchas cosas que mi aún limitada capacidad literaria no sabe expresar.

miércoles, 22 de enero de 2014

Las dos torres





Recientemente, y gracias a un contacto familiar trabajando en el piso 45 de la torre mayor para el consorcio Banorte-ixe, he podido ascender a las alturas del distrito comercial más importante de América latina.


La Torre Mayor fue, por muchos años, la estructura más alta al sur de los Estados Unidos, en el continente americano y a nuestros días sigue reteniendo el título de "El edificio más resistente del mundo".


Entre muchas otras virtudes del lugar, la Torre Mayor recientemente (2013) recibió el certificado LEED (Leadership in Energy & Environmental Design o liderazgo en diseño energético y ambiental), y es una pena haber subido y no haber tomado una foto de su reluciente medalla, con suerte confiarán en mi honestidad y me creerán.


Lo primero que uno nota al acercarse a la Torre Mayor es que ya no domina el horizonte como hace unos años, tiene ahora a un rival formidable con el que se pelea cada metro de altura y cada mirada curiosa desde la acera. La torre Bancomer será más alta que el rascacielos cruzando la calle y, al criterio de este estudiante de ingeniería, también será un rascacielos de mayor belleza, los colores que se están utilizando, en las partes en las que los acabados comienzan a colocarse, son llamativos y vivos, contrastando mucho con el verde opaco de su vecino.





Es impresionante estar frente a estos dos titanes y pensar que hace diez años se inauguraba al más joven de los ellos.








Claro que hay que omitir la vista de la horrible Estela de la corrupción libertad para disfrutar plenamente de la vista. De cualquier forma, estaba ahí parado, frente a los rascacielos cuando recordé a un viejo conocido... La Torre Reforma, un milagro ingenieril que fue prometido hace demasiados años. La Torre Reforma se volvió un pasatiempo mío, incluso antes de entrar a estudiar ingeniería civil, visitaba la zona hace cinco años buscando tomar fotos de elementos constructivos relevantes y documentar los avances. Los vigilantes eran muy celosos del lugar; varias veces tuve que acelerar el paso, luego de saltar con la cámara en alto y tomar una foto detrás de la barrera del predio y escuchar gritos de "Hey tú, tienes que borrar las fotos".



El plan era mover una casita estilo colonial para hincar los pilotes de la torre, regresar la casa a su lugar y proseguir con la superestructura. Bueno pues ¡Mover esa casita tomó cinco años! y por fin se aprecian los primeros niveles del futuro gigante. La verdad me da mucha lástima el tiempo que tomó comenzar a edificar la obra, desconozco los problemas a los que se deba un lustro de retraso pero, siendo este mi país, me los puedo imaginar bastante bien. Ya ni siquiera se parece al diseño original. Hace cinco años, fuera de las barreras, había lonas con la imagen del render del edificio terminado. Era algo así como un prisma triangular truncado en una de las aristas, a la altura de la punta; con un voladizo por encima de la casita colonial y con muchos contraventeos coloridos que recorrían el edificio. Una cosa muy bonita. Si uno se acerca ahora verá un render diferente, la imagen guarda semejanza, pero ahora se ve una torre de color azul opaco con contraventeos muy simétricos y de color gris, recorriendo una sóla de las fachadas (La que da al Paseo de la reforma).







Aquí dejo una imagen de la Torre Reforma en construcción, es importante hacer notar que el cantiliver, que supuestamente gravitaría majestuoso sobre la construcción de cantera rosa, ni siquiera llega a estar por encima de la famosa casa, además de ser mucho menos atrevido que el del diseño anterior. Algo tendrá de especial esta torre, y a estas alturas no quiero cerrarme a la posibilidad de retractar mis ataques, ciertamente espero estar equivocado.








Volviendo en materia, cerca del atardecer subí al piso 45 de la Torre Mayor. Tengo que admitir que soy un friki de los rascacielos y, desde que me entregaron, en la recepción del lobby, mi tarjeta magnética de entrada, corrí a abrir las ventanillas corredizas automáticas que permiten el acceso al núcleo de elevadores. Entré a la penúltima sección de elevadores, la que lleva del piso 36 al 49. Me asombré bastante al notar que el interior de las cabinas era muy austero, el único elemento que me agradó fue una pequeña pantalla incorporada a la izquierda de las puertas, que transmitía las noticias de algún canal de televisión satelital.












El viaje en elevador fue súper rápido (literalmente), y mis oídos me zumbaban al llegar al nivel 45. En esta planta seguí a mi tío hacia una sala de juntas de la fachada que mira a la avenida Reforma. No puedo decir nada menos que "Increíble". Increíble es la palabra que mejor describe la vista que se tiene desde ahí, sobre todo porque se puede apreciar hasta el más mínimo detalle de la Torre Bancomer en construcción (y como ingeniero civil siento una fijación natural a apreciar la belleza de las estructuras cuando siguen "desnudas").








Es curioso, pero casi todas las fotos que tomé son de esta torre, los demás paisajes y edificios ya los había admirado desde la Torre Latinoamericana y no me sentí tan deseoso por capturarlos.

Salimos de la sala de juntas, hacía una pequeña habitación de reuniones en el costado de la torre que da al bosque de Chapultepec. Este cuarto era realmente simple: Un pizarrón metálico en una de las paredes, una mesa y un par de sillas alrededor. Lo valioso del lugar era, sin duda, la amplia ventana que dejaba ver hasta la zona de Santa Fe, ahí llegó el crepúsculo y las sombras de los rascacielos y edificios del horizonte envolvieron a la ciudad, hasta que las pequeñas lucecillas de las casas dibujaron una
noche citadina; calurosa y reconfortante.





Por último visitamos el cubículo que ocupa mi tío en el banco, la fachada tiene una ventana que da a la parte color durazno de la torre, la vista del circuito interior. La vista trasera no es tan asombrosa, pero tiene algo de encanto cuando oscurece y se ven los coches como luces de navidad que fluyen por las avenidas congestionadas.

Antes de bajar de la Torre Mayor dimos un recorrido a todo el perímetro del edificio. El interior no es interesante, se parece a cualquier otro inmueble de oficinas del mundo, de hecho adentro se pierde esa sensación de grandeza que la torre da por fuera, y parece que la planta de la torre es más reducida que en la realidad.




Viajamos por segunda vez en el elevador de alta velocidad hasta el lobby, donde nos devolvieron las identificaciones. Antes de irnos subimos, por unas escaleras eléctricas, a una área común de restaurantes de comida rápida donde, muy escondida, se encuentra una maqueta muy didáctica del edificio en cuestión, mi primo tomó unas cuantas fotos en el lugar. Mi teléfono se había quedado sin bateria minutos antes y ya no pude capturar el momento.

Regresamos a la entrada acristalada de la torre y nos despedimos, muy emocionados de haber disfrutado de la privilegiada vista.


  




lunes, 20 de enero de 2014

Trilogías

Las cosas buenas siempre vienen en tríos. ¿Dije tríos? Quise decir trilogías.
El cine ha sido en mi vida una cosa siempre muy importante, desde pequeño puedo considerarme un cinéfilo empedernido. Aquí debo remarcar algo. Aunque es muy sencillo hacerse pasar por un amante de las películas de arte y las tardes en los cafés de intelectuales mientras se platica de la última película que se ha visto de la nouvelle vague, yo prefiero los churros hollywoodenses en los que puedes poner tu "cerebro en neutral" y disfrutar de unas palomitas muy grandes. Al principio de mi existencia, como todos los niños de los 90's, que podemos decir que fuimos la última década de niños nacidos con sentimientos, lloré con la muerte de la mamá de Bambi, con la partida de ET y su despedida de Elliot y memoricé el número de gigawatts que uno necesita para viajar n el tiempo (1.21 para ser preciso), me maravillé con el rugido del Tiranosaurio Rex al salir de su reja y gritar ese tan épico, espectacular, magnánimo, increíble, memorable, estupendo, terrorífico, ensordecedor y famoso rugido suyo.
Pertenezco a una generación de niños que se volvieron grandes con una serie de películas de culto. Si, lamento decirles a los que les parece que Crepúsculo es una obra de arte ya pueden dejar de leer, a veces digo Crepúsculo hasta como expresión, si voy caminando y piso mierda de perro puedo decir
-¡No! esto está tan "crepúsculo".
Si veo a un mal actor o mala actriz y termino por perder la paciencia puedo simplemente decir
-Pero que actuación tan "De Kristen Stewart".
Mi generación pudo ver mil veces por el canal cinco toda la trilogía de Volver al futuro, Mi pobre angelito (la película tres es muy "Crepúsculo"), Star Wars, etc. Y pensar en todas éstas increíbles películas me hizo darme cuenta que tantas y tantas películas exitosas y con un cierto estándar de calidad ya no se hacen. Hoy día se bombardean las salas de cine con cientos y cientos de cintas basura que no te dejan nada. Incluso Disney ha caído en una terrible falta de creatividad, usando siempre la misma fórmula de hace ochenta años, sin agregar a sus personajes un poquito de esa chispa que tenían antes, porque debo decir que prefiero mil veces volver a ver "La espada en la piedra", una y otra vez, que ver a Ralph el demoledor.
Sin embargo el título de esta entrada es "trilogías" y algo quiero hablar de eso, si no tamaña introducción no tendría sentido. Es difícil lograr sacar al mercado una secuela que tenga la calidad de la primer película, pero aún más difícil lograr cerrar una historia con una tercera entrega. Veamos el caso de Jurassic Park. La primera película es una obra de arte del CGI (computer-generated imagery) y una peli que todo el mundo ha visto, mientras que la parte dos es tediosa y aburrida, llegando a una tercera parte que intenta recobrar el camino y deja lugar a una cuarta que tardó más de 10 años en tomar forma.
Volver al futuro lo hace mucho mejor, tenemos una historia introductoria en la que nos encariñamos con los personajes, luego viajamos al 2015 y tenemos un clímax increíble, pero al final se pierde algo de ritmo en el viejo oeste (sin que ninguna de las películas sea mala).
Batman inicia, se vuelve caballero de la noche y luego asciende, ¿A dónde asciende? a héroe (pero hablaré de eso en otro número). Las tres películas tienen un ritmo incontenible y logran satisfacer hasta a los más exigentes y a todas las edades. Si bien es muy marcado que el público escoja a una de las tres cintas como favorita no hay un momento en que digan que una de ellas es mala. Batman lo logra.
El señor de los anillos. La historia épica de como una compañía de seres mágicos de la tierra media deben ir al monte del destino a destruir el anillo único. No puedo ni siquiera partir el argumento en tres, y eso es lo maravilloso de la saga, funciona como una sola historia (de más de 10 horas) que logra ser épica y conmovedora.

Espero poder ver un día a éstas historias convertidas en clásicos que los futuros niños puedan ver y disfrutar sin decir "Que chafa se ve", espero que ellos logren apreciar lo que yo aprecio en ellas, porque de eso se tratan los clásicos. Uno puede mirar "Lo que el viento se llevo" y decir -Que buena película, que intenso- y aprender un poquito acerca de cómo son los héroes, dentro de estos mensajes moralinos y fácilmente digeribles que el cine comercial ofrece.
Saber iniciar, dar un clímax y, por último, un final a las historias es algo muy difícil que no todos logramos con tanta facilidad, a veces hay que saber cuando retirarse, cuando terminar algo que ya no es satisfactorio o benéfico, e incluso tener en mente que no se puede repetir un éxito dos veces de la misma forma sin reinventarnos (vean a Nolan) y, si tenemos suerte, estaremos caminando una senda épica sin darnos cuenta de ello.
El cine ha sido y será recurrente en mi vida y en la de muchas otras personas y puedo decir que es una de las cosas que he aprendido a disfrutar.

viernes, 17 de enero de 2014

Inicio

La idea de crear éste sitio nació de la nada, cierto es que siempre he querido escribir algo que sea digno de ser leído, lo que pasa es que aún no encuentro realmente qué.
En esta indecisión mía, y a falta de una historia que pudiera completar un pequeño cuento, una novela ¡Un panfleto! Me incliné a platicarles sobre mí. Lo sé, eso suena aburrido. Incluso yo lo pienso, pero estoy seguro de que habrá algo que les pueda compartir que resulte mínimamente interesante.
Antes de abrir este blog visité algunos portales que contenían supuestos consejos para mantener a flote un sitio de esta naturaleza, bueno, la verdad es que yo no quiero venderles nada, si así fuera ya les habría hecho la promoción de alguna cosa. No, yo sólo quiero escribir sobre cualquier cosa y que alguien, que busque leer sobre tan interesante tema, pueda detenerse por un momento y matar el rato.
No soy famoso -Wow, ¿En serio no lo eres? Porque te veo e intento recordar en qué película apareciste- Lo sé, sólo quería aclarar el punto. El caso es que eso me da mucho mayor libertad de decir lo que pienso tal cual mi cabecita lo va generando. Claro, tampoco soy idiota y, ciertamente, me gusta vivir en sociedad, por lo que no voy a estar denunciando por nombre y apellido abusos y atropellos que me vayan sucediendo.No, he de ser más sensible y decir, por ejemplo "Hay personas que nunca han podido preparar un huevo y están dando clases de cocina". ¿Lo ven? No me gusta cocinar (me gusta comer), sin embargo, he podido dejar claro un punto importantísimo.
A qué voy con esto, en el infinito espacio digital que existe hoy día, con tanta gente que está dejando su corazón en cada palabra. Valiosa, sensible, objetiva; con cada idiota que no sabe qué hacer, además de criticar todo lo que no entiende y fomentar la ignorancia y el ensimismamiento cerebral yo me siento cómodo de no ser políticamente correcto
-¿A dónde lleva esto?
-¿Va a hablar de la revolución?
-Ya no entendí, ¿no iba a escribir sobre su vida?
Si, si, me he desviado del tema, sólo quería dejar claro el punto en esta primera publicación.
Yo no sé a qué me lleve esto, si será algo especial o lo abandonaré en unos cuantos números más (no, no soy de esos que abandonan, pero si soy de los que le ponen drama a las cosas). Bueno, si alguien algún día lee estas palabras, sepa que me he tardado bastante en escribirlas sin perder, demasiado, esa idea tan ordenada que tenía al principo (Ok, si, lo admito ¡Se perdió! pero una artista que ha estado muy en boga diría "¿Y?").
Lectores, lector, tú el que buscabas porno y acabaste aquí, espero regresar pronto con algo más relevante, mientras tanto me voy a dormir.