Las cosas buenas siempre vienen en tríos. ¿Dije tríos? Quise decir trilogías.
El cine ha sido en mi vida una cosa siempre muy importante, desde pequeño puedo considerarme un cinéfilo empedernido. Aquí debo remarcar algo. Aunque es muy sencillo hacerse pasar por un amante de las películas de arte y las tardes en los cafés de intelectuales mientras se platica de la última película que se ha visto de la
nouvelle vague, yo prefiero los churros hollywoodenses en los que puedes poner tu "cerebro en neutral" y disfrutar de unas palomitas muy grandes. Al principio de mi existencia, como todos los niños de los 90's, que podemos decir que fuimos la última década de niños nacidos con sentimientos, lloré con la muerte de la mamá de Bambi, con la partida de ET y su despedida de Elliot y memoricé el número de gigawatts que uno necesita para viajar n el tiempo (1.21 para ser preciso), me maravillé con el rugido del Tiranosaurio Rex al salir de su reja y gritar ese tan épico, espectacular, magnánimo, increíble, memorable, estupendo, terrorífico, ensordecedor y famoso rugido suyo.
Pertenezco a una generación de niños que se volvieron grandes con una serie de películas de culto. Si, lamento decirles a los que les parece que Crepúsculo es una obra de arte ya pueden dejar de leer, a veces digo Crepúsculo hasta como expresión, si voy caminando y piso mierda de perro puedo decir
-¡No! esto está tan "crepúsculo".
Si veo a un mal actor o mala actriz y termino por perder la paciencia puedo simplemente decir
-Pero que actuación tan "De Kristen Stewart".
Mi generación pudo ver mil veces por el canal cinco toda la trilogía de Volver al futuro, Mi pobre angelito (la película tres es muy "Crepúsculo"), Star Wars, etc. Y pensar en todas éstas increíbles películas me hizo darme cuenta que tantas y tantas películas exitosas y con un cierto estándar de calidad ya no se hacen. Hoy día se bombardean las salas de cine con cientos y cientos de cintas basura que no te dejan nada. Incluso Disney ha caído en una terrible falta de creatividad, usando siempre la misma fórmula de hace ochenta años, sin agregar a sus personajes un poquito de esa chispa que tenían antes, porque debo decir que prefiero mil veces volver a ver "La espada en la piedra", una y otra vez, que ver a Ralph el demoledor.
Sin embargo el título de esta entrada es "trilogías" y algo quiero hablar de eso, si no tamaña introducción no tendría sentido. Es difícil lograr sacar al mercado una secuela que tenga la calidad de la primer película, pero aún más difícil lograr cerrar una historia con una tercera entrega. Veamos el caso de Jurassic Park. La primera película es una obra de arte del CGI (computer-generated imagery) y una peli que todo el mundo ha visto, mientras que la parte dos es tediosa y aburrida, llegando a una tercera parte que intenta recobrar el camino y deja lugar a una cuarta que tardó más de 10 años en tomar forma.
Volver al futuro lo hace mucho mejor, tenemos una historia introductoria en la que nos encariñamos con los personajes, luego viajamos al 2015 y tenemos un clímax increíble, pero al final se pierde algo de ritmo en el viejo oeste (sin que ninguna de las películas sea mala).
Batman inicia, se vuelve caballero de la noche y luego asciende, ¿A dónde asciende? a héroe (pero hablaré de eso en otro número). Las tres películas tienen un ritmo incontenible y logran satisfacer hasta a los más exigentes y a todas las edades. Si bien es muy marcado que el público escoja a una de las tres cintas como favorita no hay un momento en que digan que una de ellas es mala. Batman lo logra.
El señor de los anillos. La historia épica de como una compañía de seres mágicos de la tierra media deben ir al monte del destino a destruir el anillo único. No puedo ni siquiera partir el argumento en tres, y eso es lo maravilloso de la saga, funciona como una sola historia (de más de 10 horas) que logra ser épica y conmovedora.
Espero poder ver un día a éstas historias convertidas en clásicos que los futuros niños puedan ver y disfrutar sin decir "Que chafa se ve", espero que ellos logren apreciar lo que yo aprecio en ellas, porque de eso se tratan los clásicos. Uno puede mirar "Lo que el viento se llevo" y decir -Que buena película, que intenso- y aprender un poquito acerca de cómo son los héroes, dentro de estos mensajes moralinos y fácilmente digeribles que el cine comercial ofrece.
Saber iniciar, dar un clímax y, por último, un final a las historias es algo muy difícil que no todos logramos con tanta facilidad, a veces hay que saber cuando retirarse, cuando terminar algo que ya no es satisfactorio o benéfico, e incluso tener en mente que no se puede repetir un éxito dos veces de la misma forma sin reinventarnos (vean a Nolan) y, si tenemos suerte, estaremos caminando una senda épica sin darnos cuenta de ello.
El cine ha sido y será recurrente en mi vida y en la de muchas otras personas y puedo decir que es una de las cosas que he aprendido a disfrutar.